Restaurante Casa Simón - Cangas, Pontevedra

Ana

Muy caro para raciones tan pequeñas, 7 euros cada viera, bastante normales para ese precio. Lugar bonito y buen servicio. Buen aperitivo.

Cris B.

Exquisito, todo de 10.

Fuimos a Casa Simón y todo fue una experiencia gastronómica inolvidable. Probamos mejillones a la vinagreta, almejas a la plancha y al horno, zamburiñas tanto a la plancha como al horno, vieiras al horno, picaña y pescado, además de un postre delicioso para cerrar con broche de oro.

Cada plato estaba preparado con mimo y tenía un sabor espectacular, destacando la frescura del marisco. La atención fue inmejorable, con un personal atento y amable que hizo que nos sintiéramos como en casa.

¡Sin duda, un lugar para repetir!

carmen F.

Lo que era, y lo que es. Fui a una celebración hace unos días, y madre mía en donde nos metieron. Las ventanas llevaban meses sin limpiar, de ahí que estuviesen las cortinas echadas. Sabiendo a qué hora llegábamos para comer, el local super frío. Sin acondicionar para el evento.Recién puestas dos estufas. Los baños llenos de arañas y telarañas. La comida, el marisco uno bueno, otro sin sal. Aunque fue abundante, eso si. Y los camareros sirviendo primero a los invitados, que a los novios. Me defraudó, pero de que manera. Desde luego, para eventos ni lo recomiendo, ni contrataría.

Andrea C.

Comimos 4 personas en pleno agosto, pero en una terraza muy fresca, estuvimos muy a gusto. El arroz con bogavante estaba riquísimo y es que además son… encantadores. Nosotros somos habituales y un 10/10. Trataron genial a nuestros perros y a nosotros. Dejo unas fotos del tremendo arroz que nos comimos y de la terraza. El churrasco lo comimos la vez anterior y estaba delicioso!!!

Cloe L.

Me ha encantado Casa Simón.
Son amables, profesionales y carismáticos.
La comida estaba muy buena y el ambiente súper agradable.
Volveré, Ana y compañía.

Pablo S. J.

La comida estaba muy buena, pero el servicio un desastre, tienen pocos camareros, tardaban mucho entre los platos, se liaron con las comandas, a las niñas tardaron casi 2 horas en ponerles la comida, venían muy poco a la mesa. Con más camareros y organización tiene solución, una lástima que el gerente no se preocupe por éstas cosas que son esenciales para su negocio y el bienestar de sus clientes.

Carmen R.

Fuimos a comer sin reserva, vimos una mesa que estaba a la sombra y preguntamos si nos podíamos sentar. Nos dijo que sí pero también nos insistió en otra mesa que estaba vestida con manteles pero iba a dar el sol aunque ponían una sombrilla, preferimos quedarnos en la que habíamos visto. Al lado de nuestra mesa había otra que iba a estar a la sombra todo el rato, pero había unos señores tomando un vino. Cuando los señores se fueron, le pedimos si nos podíamos cambiar y nos dijo que no, que esta era la mesa que habíamos elegido (era la que había libre a la sombra) y que ella no iba a limpiar la otra mesa y cambiar las cosas porque ya tenía la mesa montada (3 servicios, dos caminos y una cesta de pan). Nos dijo que para la próxima reserváramos y le pidieramos la que quisiéramos (la mesa que nos gustaba estaba libre). Por supuesto no habrá próxima vez. Pasado un rato y viendo que nos había sentado mal que no nos diera la mesa que queríamos (que seguía libre), insistió de nuevo en cambiarnos a la mesa que ella quería, rechazamos de nuevo su propuesta porque iba a estar plenamente al sol y nos ofreció otra detrás de la casa que iba a estar a la sombra. Era una mesa de las blancas de bares metida en un pasillo de patio de la casa sin gracia ninguna y quitada de en medio (insisto, la que queríamos seguía libre y al lado nuestra). Por supuesto declinamos la oferta.
La experiencia no queda aquí. Pedimos mejillones (buenísimos) y venían con una base de lechuga. La camarera nos quería recoger el plato y cuando nos estábamos comiendo la lechuga que hacía de cama a los mejillones, nos dijo que eso era de decoración, que no se comía. Era una lucha constante.
Cuando se llevó los platos de entrantes, nos preguntó si nos ponía palas de pescado (pedimos un rodaballo de 50€, qué menos). Le costaba cambiar los cubiertos, incluso nos llegó a decir que ni en una boda se cambiaban tanto (2 cambios, me parece lógico), y nos dijo que en ese restaurante si pedías sólo pescado en todos los pases, no se cambiaban los cubiertos.
La verdad, la comida estaba muy rica. Es una pena que la experiencia estuviera tan chafada por el servicio de esta camarera que nos atendió. También la cuenta la trajeron mal, apuntando un plato que no habíamos comido, aunque puede pasar.
Del resto del personal no tenemos ninguna queja, la metre que nos cogía las comandas era agradable y educada, y también el chico de las bebidas. Y la comida, repito, muy rica. Es una pena que seguramente el dueño/a no tiene ni idea de todo esto, espero que esté comentario le ayude.
La terraza era agradable y tiene mucho potencial. Nosotras estuvimos en el jardín de la casa del otro lado de la calle.

Geni R.

1° La carta ponía todo pescado de la ría y era claramente de piscifactoría, lo que si era como de la Ría era el precio.
2° No cobran con tarjeta, teniendo opciones aparte de en efectivo en wizum y transferencia, muy lógico....
3° Las únicas mesas estaban en una terraza separada del edificio x una calle, con lo que cada vez que tenía que ir y venir el camarero tardaba un montón.
4° Por un agua de 30ml nos cobraban 3,5€, se lo dijimos y era xq nos cobraban la botella de 1,5 litros, y la otra bebida tambien nos la cobraban de más, vamos un desastre.
5° Lo único bueno fue el postre, que estaba realmente rico.
X último, no es que tengan obligación, pero después de pagar más de 65€ x 2 menús corrientillos, y con todos los gazapos metídos, ni siquiera nos invitaron al único café que tomamos...... sólo uno!!!